“TUBOS DE ENSAYO”
Artículo sobre Teatro y Neurociencias de Patricia Hart
El proceso de ensayo de una obra de teatro es muy similar al
proceso de investigación que se da en un laboratorio científico.
Los “tubos de ensayo” son los personajes y allí las
sustancias que se mezclan son las emociones, los comportamientos, conductas y
actitudes de los seres humanos.
En un ensayo, se investigan las proporciones, las variables
de la temperatura, la luzy el tiempo de exposición de los elementos, entre
otras cosas.
A veces los elementos, precipitan o se potencian o se
desvanecen o cambian de estado.
Igual que en un laboratorio, cuando los investigadores están
exaltados para demostrar una hipótesis, o cambian las condiciones de los
elementos para descubrir o verificar sus posibles y variadas manifestaciones,
en un ensayo de teatro se despliegan infinidad de opciones. Y es en ese
despliegue que se arriba a un estado, también de exaltación. Y utilizo la
palabra exaltar en su acepción: “elevar a una persona a una posición de gran
dignidad”
En el proceso de investigación en un laboratorio, muchos
experimentos son desestimados, igual, exactamente igual ocurre en los ensayos.
En los dos ejemplos se invierte tiempo, para que de la variedad de opciones
desarrolladas, se encuentre la que refuerza el enunciado de la hipótesis o la
que abre otros panoramas hasta ese entonces desconocidos.
Los actores, cuando estamos en situación de proceso de
ensayo de una obra de teatro, no nos manejamos con sustancias tangibles,
concretas, visibles, somos investigadores especializados en los comportamientos
y conductas humanas, las emociones son la esencia.
Para los actores, cada ensayo se le revela como una
situación de aprendizaje profundo de la vida. La velocidad que adquiere en
todas sus funciones el cerebro del
actor en ensayo, es digno de mención.
Las redes neuronales de todo su cerebro se fortalecen. A sabiendas y a voluntad
pasa todos los estímulos de su cerebro emocional al reflexivo.
El cerebro del actor tiene el entrenamiento suficiente para
disminuir notablemente los tiempos habituales de cualquier ser humano en estos
procesos.
Siente con intensidad y se mueve emocionalmente, simultáneo a la decodificación racional y
encamina y concentra en el “tubo de ensayo personaje” todas sus capacidades.
Un actor, al finaliza el día de ensayo siente una alegría
inconmensurable, por los hallazgos y por los temas pendientes a descubrir. El
ensayo no es una situación de escuela académica, pero sí puede ser una
situación de aprendizaje de nuestros comportamientos (si uno quiere)
Los actores, directores y maestros tenemos una
responsabilidad muy grande en estos tiempos. Transmitir a todo el espectro social los modos, los
sistemas y recursos con los que contamos y la actitud mental de disponibilidad
a la investigación para lograr el conocimiento y mejorar los modos de
vincularnos entre todos.
Para los Actores, un ensayo es, “lo más”. Terminamos
agotados y felices. Así debiera ser concebida cualquier actividad humana.
Cuando esto ocurre entonces la concepción de la palabra “trabajo” desde el
paradigma obsoleto que nos fue dado, deja de tener consistencia. De eso se
trata el hombre nuevo. El hombre del sigloXXI.
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Teatro y Neurociencias / Patricia Hart
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